Que
el mar cambia de color constantemente no es ninguna novedad. Todos
estamos acostumbrados a observar cómo influye el estado del cielo en el
color del agua del mar. Otra cosa es cuando el cambio de color no solo
depende del reflejo del cielo y de la luz, sino de la actividad de la
biodiversidad subacuática provocada por alteraciones de los ecosistemas
marinos.
Una
investigación realizada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT) 21, asevera que, a final de siglo, más del 50 por ciento de los
océanos habrá cambiado de color como consecuencia del cambio climático.
Los
científicos que realizaron la investigación precisan que desarrollaron
un modelo que simula el crecimiento y la interacción de diferentes
especies de fitoplancton, y cómo la mezcla de especies en varios lugares
enfrentará cambios a medida que las temperaturas en el mundo se vayan
incrementando.
El
estudio científico, dirigido por Stephanie Dutkiewicz y publicado por
Nature Communications, concluye que para el año 2100, más del 50% de los
océanos del mundo cambiarán de color.
Para
poder determinar estas modificaciones de coloración de los mares, el
estudio tuvo en cuenta factores como la temperatura, las corrientes
oceánicas o la acidez que tiene el agua que afectan el crecimiento de
estos organismos acuáticos de origen vegetal.
La
investigación aclara que las floraciones del fitoplancton son las
responsables de crear patrones de color en la superficie del océano,
debido a la forma en que la luz se refleja en dichos organismos.
El
estudio sugiere que las regiones azules, como las subtropicales,
intensificarán su tono, reflejando que hay menores niveles y cantidades
de fitoplancton; mientras que zonas como las ubicadas cerca de los
polos, pueden volverse aún más verdes, a medida que las temperaturas más
cálidas generan grandes floraciones diversificando la oferta de este
organismo acuático.
La
investigación precisa que el color del océano es resultado de cómo los
rayos de sol interactúan con los componentes del agua. Las moléculas de
agua absorben casi toda la luz solar, excepto la parte azul del
espectro, lo que indica que en las zonas del océano con menos vida se
genera un azul más intenso.
En
cambio, el fitoplancton contiene clorofila, que absorbe más azul y menos
verde, por lo que las regiones ricas en algas son de un color más
verdoso.
Stephanie Dutkiewicz, la directora de investigación del proyecto, prevé
que los cambios que se darán entre comunidades de fitoplancton podrían
alterar de diferentes formas las redes alimentarias que sustentan, lo
que considera un problema “potencialmente serio”.
Esta
nueva investigación centrada en los mares y en los océanos de nuestro
planeta, pone en evidencia una vez más que estos ecosistemas vitales
para la supervivencia están comenzando a sufrir graves consecuencias
derivadas de la elevación de las temperaturas.
Y es
que, constantemente se está dando a conocer que nuestros mares se están
calentando a un ritmo desproporcionado; cuestión que puede ser muy grave
si no se toman medidas drásticas para reducir el calentamiento global.
En
este caso, una evidencia más del desastre, será el cambio de color, y no
solo como consecuencia de la desertización de los campos por las
sequías, sino también por la destrucción de los sistemas subacuáticos.
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