Imagen NASA: Delta del rio Nilo desde la Estación espacial Internacional |
El cambio climático amenaza la región del Mediterráneo con escasez de
agua y pérdida de biodiversidad y riesgos para la seguridad alimentaria
y la salud humana, según revela un estudio internacional desarrollado
con participación de investigadores del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la revista Nature
Climate Change.
Los datos publicados muestran que durante los últimos años la
temperatura media ha aumentado en 1,4°C desde la era preindustrial, que
el nivel del mar ha aumentado 6 centímetros en las últimas dos décadas y
que sus aguas se han ido acidificando. El trabajo, además, indica que la
zona que corre mayor riesgo es el sur de la cuenca mediterránea y
constata que todos estos riesgos están interconectados.
“Las lluvias de verano en esta zona correrían el riesgo de reducirse
entre un 10% y un 30% en algunas regiones, lo que aumentaría la escasez
de agua y causaría pérdidas en la productividad agrícola,
particularmente en los países del sur”, advierte Josep Peñuelas, del
Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, que ha
participado en el estudio, junto a Joaquim Garrabou, investigador del
Instituto de Ciencias del Mar. “Por otro lado, se espera que la demanda
de agua se incremente entre un 4% y un 22% si se quieren satisfacer las
necesidades de agua de la agricultura y compensar el crecimiento de la
población humana. El aumento de la demanda estará en conflicto con otros
usos, como la necesidad de agua potable o el uso para el turismo o la
industria”, añade.
El cambio climático, en combinación con otros factores ligados a las
actividades humanas, están alterando la biodiversidad y el
funcionamiento de los ecosistemas tanto terrestres como marinos. “La
reducción de las precipitaciones junto con las altas temperaturas se
traducirá en un aumento de los períodos de sequía y de los episodios de
fuegos forestales”, indica el investigador.
Por su parte, el calentamiento del mar va asociado con un incremento de
las mortalidades masivas, florecimientos de especies nocivas y
colonización de especies invasoras. “Aunque las interacciones entre las
diferentes perturbaciones son complejas, el resultado neto de los
cambios será muy probablemente una disminución significativa de la
capacidad de muchos ecosistemas de proveer los servicios ecosistémicos
en los niveles actuales”, explica Garrabou.
Aumento acelerado del nivel del mar
Según el estudio, la pérdida global de hielo en la Antártida,
Groenlandia y muchas zonas montañosas provocará un aumento del nivel del
mar más acelerado que en las estimaciones más recientes. Este aumento
afectará directamente al Mediterráneo, donde una gran parte de la
población vive muy cerca de la costa. La intrusión de agua salada
afectaría a los suelos agrícolas en muchas áreas, como el Delta del
Nilo.
La salud pública también se verá afectada por los futuros cambios,
especialmente los causados por olas de calor y los efectos de la
contaminación, que aumentarían el riesgo de enfermedades
cardiovasculares o respiratorias. Además, aumentaría el riesgo de
enfermedades como el dengue o el Chikungunya, al darse las condiciones
para que los organismos transmisores de estas enfermedades extiendan su
distribución.
El sur del Mediterráneo, más vulnerable
Los países políticamente inestables del sur del Mediterráneo serán
especialmente vulnerables. En estas zonas hay menos observaciones y
modelos de impacto, y menos recursos financieros, lo que reduce aún más
su capacidad de adaptación. “De hecho, el cambio climático podría ser el
desencadenante de problemas como las hambrunas, la migración y otros
nuevos conflictos”, añade Peñuelas.
En este sentido, la menor cantidad de agua disponible, la tendencia a
que la producción de alimentos de origen animal aumente y los riesgos
que amenazan al sector pesquero (cambio climático, acidificación y
sobrepesca) harán que, sobre todo en los países del sur, aumente la
dependencia del comercio y se ponga en jaque su seguridad alimentaria.
Los últimos informes de evaluación del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma
Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas
(IPBES) proporcionan un conocimiento útil, pero no muestran una visión
integrada de la cuenca del Mediterráneo. “Por lo tanto, como fruto de
este trabajo se ha establecido la red MedECC (Expertos del Mediterráneos
sobre el Clima y el Cambio ambiental), que actualmente cuenta con 400
expertos y con el apoyo de agencias gubernamentales, entre otros socios.
El objetivo de MedECC es hacer un análisis completo de los riesgos
climáticos a los que se enfrentan las regiones del Mediterráneo y
exponerlos frente la administración e influir en el debate y aprobación
de medidas efectivas contra el cambio climático y la degradación
ambiental”, explica Garrabou.
El estudio ha sido liderado por Wolfgang Cramer, del Instituto
Mediterráneo de Biodiversidad y Ecología marina y continental (IMBE,
Francia), y cuenta con la participación de científicos internacionales y
de los investigadores del CSIC Joaquim Garrabou, del Instituto de
Ciencias del Mar, y Josep Peñuelas, del Centro de Investigación
Ecológica y Aplicaciones Forestales.
Fuente: CSIC 23/10/2018
Cramer W, Guiot J, Fader M, Garrabou J, Gattuso J-P, Iglesias A, Lange
MA, Lionello P, Llasat MC, Paz S, Peñuelas J, Snoussi M, Toreti A,
Tsimplis MN, Xoplaki E. Climate change and interconnected risks to
sustainable development in the Mediterranean. Nature Climate Change. DOI:
10.1038/s41558-018-0299-2
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