De izquierda a derecha, Narcís Prat, Pol Tarrats y Miguel
Cañedo-Argüelles, del Grupo de Investigación Freshwater Ecology,
Hydrology and Management (FEHM) de la UB
Extracción de la secuencia de la Basa de la Mora por parte del grupo de
Paleoambientes Cuaternarios del IPE-CSIC. Foto: Anchel Belmonte
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Primera reconstrucción de la temperatura de la península ibérica durante
el Holoceno a partir del estudio de insectos subfósiles.
Restos subfósiles de quironómidos, un tipo de insectos similares a los
mosquitos, han servido para que investigadores de la Universidad de
Barcelona, del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y de la
Universidad de Berna reconstruyan la temperatura de la península ibérica
en el Holoceno, el periodo geológico que va desde hace 11.000 años hasta
la actualidad. Los resultados del estudio confirman algunos de los
patrones climáticos del Holoceno aportados por otras metodologías: una
tendencia al aumento de temperaturas al inicio del periodo, temperaturas
más altas coincidiendo con el denominado óptimo climático y un descenso
a partir del inicio del Holoceno tardío. El trabajo, publicado en la
revista científica The Holocene, es la primera reconstrucción de la
temperatura de la Península durante este periodo que utiliza este
indicador. Según los investigadores, se trata una prometedora
herramienta para entender la evolución del clima a lo largo de la
historia y los principales cambios climáticos tanto de carácter natural
como antrópico que han modelado los ecosistemas antes de los registros
instrumentales.
El investigador Pol Tarrats, del Grupo de Investigación Freshwater
Ecology, Hydrology and Management (FEHM) de la UB, es el primer autor
del artículo. También han participado en el estudio los investigadores
del FEHM-UB Miguel Cañedo-Argüelles, Narcís Prat y Maria Rieradevall;
Blas Valero-Garcés y Penélope González-Sampériz, del Instituto Pirenaico
de Ecología (IPE-CSIC), y Oliver Heiri, de la Universidad de Berna
(Suiza).
Indicadores paleoclimáticos en su fase larvaria
Los quironómidos (Chironomidae) son una familia de dípteros nematóceros,
similares a los mosquitos. Se trata de unos insectos muy abundantes en
todo el mundo y que varían en número y género según la temperatura en la
que viven, por lo que son un buen indicador de esta variable climática.
La investigación se inició en la Basa de la Mora (Huesca), de donde se
extrajeron los sedimentos necesarios para realizar el estudio. «En
cuanto al registro de los quironómidos, el objetivo en cualquier estudio
de reconstrucción paleoambiental es obtener las cápsulas cefálicas de
las larvas, ya que es la fase larvaria de estos insectos la que se
desarrolla en los sedimentos y de la que quedan los restos subfósiles»,
explica Miguel Cañedo-Argüelles, investigador posdoctoral del
Departament de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la
UB. Los subfósiles son restos biológicos cuyo proceso de fosilización no
está completo debido a la forma en que fueron sepultados en los
sedimentos y todavía contienen materia orgánica que puede ser analizada.
Estos testigos fueron extraídos por el Grupo de Paleoambientes
Cuaternarios del IPE-CSIC para conseguir una secuencia que cubriera todo
el período del Holoceno. La estimación de las temperaturas se obtiene
comparando la composición de insectos obtenida en las muestras de los
sedimentos a lo largo de la secuencia de estudio con una base de
calibración compuesta por numerosas muestras de quironómidos obtenidas
en la actualidad que se relacionan con los cambios de temperatura. «En
nuestro caso no disponíamos de este elemento de comparación propio del
área de estudio (Pirineos), así que la secuencia obtenida en la Basa de
la Mora se comparó con los resultados de un estudio —el más desarrollado
y utilizado en Europa—, llevado a cabo en 274 lagos de Suiza y Noruega»,
explica Pol Tarrats.
Diferencias regionales respecto a otras reconstrucciones
Los resultados del estudio muestran un incremento de las temperaturas en
el inicio del Holoceno, que alcanza los valores más altos durante el
denominado óptimo climático (hace unos 7.800 años). También se observan
altas temperaturas hasta hace aproximadamente 6.000 años, cuando se
inicia un descenso de la temperatura que da lugar a los valores más
bajos en la primera parte del Holoceno tardío (hace aproximadamente
entre 4.200 y 2.000 años). Finalmente, los investigadores han detectado
en los últimos dos milenos un aumento creciente de la temperatura, unos
datos sobre los que se muestran cautelosos: «No nos atrevemos a asegurar
que el incremento observado en la reconstrucción sea fruto únicamente
del aumento de la temperatura. Podría haber otras covariables que
estuviesen influyendo en mayor o menor medida en este resultado. Por
ejemplo, un aumento progresivo de la actividad antrópica en la zona que
hubiese modificado la comunidad de quironómidos hacia especies adaptadas
a mayores temperaturas, pero también a otros indicadores de influencia
humana», señala Narcís Prat.
A pesar de que estas conclusiones coinciden con otras reconstrucciones
paleoclimáticas, los resultados también destacan algunas divergencias a
nivel regional. «Estas diferencias se pueden deber al hecho de que cada
tipo de indicador nos habla de diferentes señales estacionales. Así, los
quironómidos son indicadores de la temperatura en verano, mientras que
otros, como las crisofitas o las alquenonas, se relacionan con
temperaturas de invierno, primavera o anuales», apunta el investigador.
Una herramienta para evaluar tendencias climáticas
La reconstrucción del clima del pasado en general y de las temperaturas
en particular es una herramienta muy relevante a la hora de evaluar
tendencias climáticas actuales dentro de un contexto de cambio
climático. Para los investigadores, la metodología seguida en este
trabajo es «una herramienta muy interesante para contrastar, confirmar o
desmentir patrones acerca de la evolución de la temperatura en el
Holoceno». Asimismo, permite «añadir otros indicadores para reconstruir
temperaturas y poder progresar en este campo de estudio».
En este sentido, el objetivo del equipo investigador es poder
desarrollar una base de comparación que relacione las comunidades de
quironómidos presentes en diferentes áreas geográficas de la península
ibérica con la temperatura. «Esto nos permitiría, por un lado, poder
confirmar la influencia de la temperatura a la hora de explicar la
distribución de las diferentes especies y, por otro, poder utilizar
funciones de transferencia específicas para cada zona, hecho que
otorgaría mayor robustez y exactitud a los siguientes estudios
encaminados a reconstruir temperaturas a partir de los quironómidos en
la Península», concluye Miguel Cañedo-Argüelles.
Referencia del artículo:
Pol Tarrats, Oliver Heiri, Blas Valero-Garcés,
Miguel Cañedo-Argüelles, Narcís Prat, Maria Rieradevall, Penélope
González-Sampériz. «Chironomid-inferred Holocene temperature
reconstruction in Basa de la Mora Lake (Central Pyrenees)». The Holocene,
2018. Doi:
https://doi.org/10.1177/0959683618788662
Fuente: Universitat de Barcelona.
https://www.ub.edu/web/ub/es/menu_eines/noticies/
2018/11/010.html
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