Si; decimos bien,
muerte por corrosión,
porque la corrosión no solo puede causar grandes desastres con
consecuencias económicas muy considerables, sino también la pérdida de
vidas humanas.
Desde que se comenzó a utilizar el hierro como refuerzo en las
construcciones de cemento, más conocido como hormigón armado, en el cual
el alma son las varillas corrugadas de acero, son muchos los desastres
que se han venido produciendo.
El mecanismo siempre es el mismo: si el hierro que se inserta en la obra
no está protegido con recubrimientos contra la corrosión, o el hormigón
no está impermeabilizado, este sufrirá un proceso imparable de
destrucción en presencia de humedad o ambientes químicamente activos
tales como el agua de mar o la carbonatación de las atmósferas urbanas
contaminadas por los combustibles fósiles.
Un claro ejemplo en esos días son las noticias que nos llegan de los
desastres acaecidos en el puerto de Vigo, o el desplome del viaducto de
Génova, con tantas pérdidas de vidas humanas.
“El colapso de un muelle en Vigo en la fiesta del Marisquiño de agosto
2018, deja 377 heridos”.
“El puente de Morandi, en Génova (Italia), de la autopista A10 se ha
derrumbado en la mañana del martes 14 de agosto 2018 sepultando a
decenas de personas y vehículos bajo los escombros”.
En todos los casos, la consecuencia es la corrosión de las armaduras de
hierro de refuerzo.
Se buscarán responsables, y serán muchos, pero las consecuencias son
irreparables.
Y, lo aún más grave:
Existen miles de construcciones actualmente en las mis condiciones, es
decir, con riesgo inminente de colapso por corrosión.
Y lo que es absolutamente intolerable es que, existiendo procedimientos
internacionales homologados para el control de calidad de materiales,
plasmados en las normas oficiales de cada país, de obligado
cumplimiento, expresamente a través de métodos de ensayo para la
evaluación de la resistencia frente a la corrosión, puedan producirse
estos hechos.
Solo en España disponemos centros oficiales de elevadísimo prestigio
internacional, dependientes del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), tales como el CENIM y el Instituto Eduardo Torroja
dedicados a la investigación de materiales y de calidad de la
edificación, con expresa dedicación a la corrosión en la construcción.
Señalar finalmente que, desde hace más de medio siglo se fabrican
cámaras de ensayos de simulación de la corrosión a escala de laboratorio
las cuales permiten extrapolar el nivel de resistencia de los materiales
y sus fechas de caducidad o colapso en función de los diversos ambientes
y entornos climáticos.
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