El cambio climático influye en los determinantes sociales y
medioambientales de la salud, a saber, un aire limpio, agua potable,
alimentos suficientes y una vivienda segura.
Según se prevé, entre 2030 y 2050 el cambio climático causará unas
250.000 defunciones adicionales cada año, debido a la malnutrición, el
paludismo, la diarrea y el estrés calórico.
Se estima que el coste de los daños directos para la salud (es decir,
excluyendo los costes en los sectores determinantes para la salud, como
la agricultura y el agua y el saneamiento) se sitúa entre 2000 y 4000
millones de dólares de aquí a 2030.
Las zonas con malas infraestructuras sanitarias -que se hallan en su
mayoría en los países en desarrollo- serán las menos capacitadas para
prepararse ante esos cambios y responder a ellos si no reciben ayuda.
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante
mejoras del transporte y de las elecciones en materia de alimentos y uso
de la energía pueden traducirse en mejoras de la salud, en particular a
través de la reducción de la contaminación atmosférica.
Cambio climático
Durante los últimos 50 años, la actividad humana, en particular el
consumo de combustibles fósiles, ha liberado cantidades de CO2 y de
otros gases de efecto invernadero suficientes para retener más calor en
las capas inferiores de la atmósfera y alterar el clima mundial.
En los últimos 130 años el mundo se ha calentado aproximadamente 0,85 ºC.
Durante los últimos 30 años cada década ha sido más cálida que cualquier
década precedente desde 1850.
El nivel del mar está aumentando, los glaciares se están fundiendo y los
regímenes de lluvias están cambiando. Los fenómenos meteorológicos
extremos son cada vez más intensos y frecuentes.
¿Qué repercusiones tiene el cambio climático en la salud?
Aunque el calentamiento mundial puede tener algunos efectos beneficiosos
localizados, como una menor mortalidad en invierno en las regiones
templadas y un aumento de la producción de alimentos en determinadas
zonas, los efectos globales para la salud del cambio climático serán
probablemente muy negativos. El cambio climático influye en los
determinantes sociales y medioambientales de la salud, a saber, un aire
limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura.
Calor extremo
Las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las
defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre
todo entre las personas de edad avanzada. En la ola de calor que sufrió
Europa en el verano de 2003, por ejemplo, se registró un exceso de
mortalidad cifrado en 70 000 defunciones.
Las temperaturas altas provocan además un aumento de los niveles de
ozono y de otros contaminantes del aire que agravan las enfermedades
cardiovasculares y respiratorias.
Los niveles de polen y otros alérgenos también son mayores en caso de
calor extremo. Pueden provocar asma, dolencia que afecta a unos 300
millones de personas. Se prevé que el aumento de las temperaturas que se
está produciendo aumentará esa carga.
Desastres naturales y variación de la pluviosidad
A nivel mundial, el número de desastres naturales relacionados con la
meteorología se ha más que triplicado desde los años sesenta. Cada año
esos desastres causan más de 60 000 muertes, sobre todo en los países en
desarrollo.
El aumento del nivel del mar y unos eventos meteorológicos cada vez más
intensos destruirán hogares, servicios médicos y otros servicios
esenciales. Más de la mitad de la población mundial vive a menos de 60
km del mar. Muchas personas pueden verse obligadas a desplazarse, lo que
acentúa a su vez el riesgo de efectos en la salud, desde trastornos
mentales hasta enfermedades transmisibles.
La creciente variabilidad de las precipitaciones afectará probablemente
al suministro de agua dulce, y la escasez de esta puede poner en peligro
la higiene y aumentar el riesgo de enfermedades diarreicas, que cada año
provocan aproximadamente 760.000 defunciones de menores de cinco años.
En los casos extremos, la escasez de agua causa sequía y hambruna. Se
estima que a finales del siglo XXI es probable que el cambio climático
haya aumentado la frecuencia y la intensidad de las sequías a nivel
regional y mundial.
También están aumentando la frecuencia y la intensidad de las
inundaciones y se prevé que sigan aumentando la frecuencia y la
intensidad de precipitaciones extremas a lo largo de este siglo. Estas
contaminan las fuentes de agua dulce, incrementando el riesgo de
enfermedades transmitidas por el agua y dando lugar a criaderos de
insectos portadores de enfermedades, como los mosquitos. Causan asimismo
ahogamientos y lesiones físicas, daños en las viviendas y perturbaciones
del suministro de servicios médicos y de salud.
El aumento de las temperaturas y la variabilidad de las lluvias
reducirán probablemente la producción de alimentos básicos en muchas de
las regiones más pobres. Ello aumentará la prevalencia de malnutrición y
desnutrición, que actualmente causan 3,1 millones de defunciones cada
año.
Distribución de las infecciones
Las condiciones climáticas tienen gran influencia en las enfermedades
transmitidas por el agua o por los insectos, caracoles y otros animales
de sangre fría.
Es probable que los cambios del clima prolonguen las estaciones de
transmisión de importantes enfermedades transmitidas por vectores y
alteren su distribución geográfica. Por ejemplo, se prevé una ampliación
considerable de las zonas de China afectadas por la esquistosomiasis,
una enfermedad transmitida por caracoles.
El paludismo depende mucho del clima. Transmitida por mosquitos del
género Anopheles, el paludismo mata a casi 600 000 personas cada año,
sobre todo niños africanos menores de cinco años. Los mosquitos del
género Aedes, vector del dengue, son también muy sensibles a las
condiciones climáticas. Los estudios al respecto llevan a pensar que es
que probable que el cambio climático continúe aumentando el riesgo de
transmisión del dengue.
Medición de los efectos en la salud
La medición de los efectos sanitarios del cambio climático sólo puede
hacerse de forma aproximada. No obstante, en una evaluación llevada a
cabo por la OMS que tiene en cuenta sólo algunas de las posibles
repercusiones sanitarias, y que asume un crecimiento económico y
progresos sanitarios continuados, se concluyó que según las previsiones,
el cambio climático causará anualmente unas 250.000 defunciones
adicionales entre 2030 y 2050; 38.000 por exposición de personas
ancianas al calor; 48.000 por diarrea; 60.000 por paludismo; y 95.000
por desnutrición infantil.
¿Quiénes están en riesgo?
Todas las poblaciones se verán afectadas por el cambio climático, pero
algunas son más vulnerables que otras. Los habitantes de los pequeños
estados insulares en desarrollo y de otras regiones costeras,
megalópolis y regiones montañosas y polares son especialmente
vulnerables.
Los niños, en particular los de los países pobres, son una de esas
poblaciones más vulnerables a los riesgos sanitarios resultantes y se
verán expuestos por más tiempo a las consecuencias sanitarias. Se prevé
asimismo que los efectos en la salud serán más graves en las personas
mayores y las personas con diversos achaques o dolencias preexistentes.
Las zonas con infraestructuras sanitarias deficientes, la mayoría en
países en desarrollo, son las que tendrán más dificultades para
prepararse y responder si no reciben asistencia.
Respuesta de la OMS
Hay muchas políticas y opciones individuales que pueden reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero y reportar importantes
beneficios colaterales para la salud. Por ejemplo, el fomento del uso
seguro del transporte público y de formas de desplazamiento activas —a
pie o en bicicleta como alternativa a los vehículos privados— podría
reducir las emisiones de dióxido de carbono y la carga que supone la
contaminación del aire en las viviendas y la contaminación atmosférica,
que cada año provocan unos 4,3 millones y 3,7 millones de defunciones,
respectivamente.
En 2015, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó un nuevo plan de trabajo
de la OMS en materia de cambio climático y salud. Dicho plan incluye los
aspectos siguientes:
Alianzas: coordinarse con otras organizaciones del sistema de las
Naciones Unidas y velar por que la salud esté representada adecuadamente
en la agenda sobre el cambio climático.
Concienciación: proporcionar y difundir información sobre las amenazas
que plantea el cambio climático para la salud humana y las oportunidades
de fomentar la salud reduciendo las emisiones de carbono.
Ciencia y datos probatorios: coordinar las revisiones de la evidencia
científica existente sobre la relación entre el cambio climático y la
salud, y elaborar una agenda de investigación mundial.
Apoyo a la puesta en práctica de la respuesta de salud pública al cambio
climático: ayudar a los países a crear capacidad para reducir la
vulnerabilidad de la salud al cambio climático y fomentar la salud
reduciendo las emisiones de carbono.
Referencias
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Sokona, E. Farahani, S. Kadner, K. Seyboth, A. Adler, I. Baum, S.
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Zwickel and J.C. Minx editors. Climate Change 2014, Mitigation of
Climate Change Contribution of Working Group III to the Fifth Assessment
Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge,
United Kingdom and New York, NY, USA.: Cambridge University Press; 2014.
Robine JM et al. Death toll exceeded 70,000 in Europe during the summer
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Zhou XN et al. Potential impact of climate change on schistosomiasis
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WHO. Quantitative risk assessment of the effects of climate change on
selected causes of death, 2030s and 2050s. Geneva: World Health
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Fuente: OMS
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