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El deshielo antártico hace subir el nivel del mar

 

En un gran esfuerzo colaborativo, científicos de todo el mundo han utilizado datos satelitales para revelar que el deshielo de la Antártida no solo ha hecho aumentar el nivel del mar 7,6 cm desde 1992, sino que, sobre todo, casi la mitad de esta subida se ha producido en los últimos cinco años.

 

Andrew Shepherd, de la Universidad de Leeds (Reino Unido), y Erik Ivins, del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA, han dirigido a un grupo de 84 científicos procedentes de 44 organismos internacionales en un estudio que ha dado lugar a la panorámica más completa hasta el momento de los cambios en el manto de hielo antártico.

 

Su investigación, publicada en Nature, muestra que hasta 2012, cuando se llevó a cabo el último estudio de este tipo, la Antártida perdía 76.000 millones de hielo al año. Esto hacía que el nivel de los mares subiera a un ritmo de 0,2 mm por año.

 

No obstante, desde entonces la Antártida ha ido perdiendo hielo a una velocidad tres veces mayor.

 

Entre 2012 y 2017, la Antártida perdió 219.000 millones de toneladas de hielo al año, por lo que el nivel del mar aumentó a un ritmo de 0,6 mm anuales.

 

Esta información resulta clave para comprender cómo el cambio climático está afectando a la parte más remota del planeta y cómo esto influye en el resto del mundo.

 

El profesor Shepherd afirma: “Llevábamos mucho tiempo sospechando que los cambios en el clima terrestre afectan a las capas de hielo polares. Gracias a los satélites lanzados por nuestras agencias espaciales, ahora podemos hacer un seguimiento fiable de la desaparición del hielo y de su contribución al nivel del mar”.

 

“Según nuestros análisis, se ha producido una aceleración en la pérdida del hielo en la Antártida durante la última década, lo que está provocando que el nivel del mar aumente hoy a mayor velocidad que en ningún otro momento de los últimos 25 años”.

 

“Esto debe preocupar a los gobiernos a los que confiamos la protección de nuestras ciudades y comunidades costeras”.

 

Aunque para el estudio se han utilizado datos de varios satélites, han resultado de especial utilidad CryoSat y la misión Sentinel-1 de Copernicus, de la ESA.

 

Equipado con un altímetro radar, CryoSat está diseñado para medir los cambios en la altura del hielo, lo que se utiliza para calcular cambios en su volumen. También está concebido para medir cambios en los márgenes de los mantos de hielo, donde se producen partos en forma de iceberg.

 

Los dos satélites de la misión de radar Sentinel-1, que estudia el movimiento del hielo, pueden tomar imágenes de la Tierra independientemente de las condiciones meteorológicas y de iluminación, algo esencial durante los meses de oscuridad del invierno polar.

 

El director de los Programas de Observación de la Tierra de la ESA, Josef Aschbacher, añade que es evidente que CryoSat y Sentinel-1 “están contribuyendo de forma significativa a que comprendamos cómo las capas de hielo responden al cambio climático y afectan al nivel del mar, algo que nos preocupa sobremanera”.

 

“Aunque estos impresionantes resultados demuestran nuestro compromiso con la investigación del clima a través de esfuerzos como la Iniciativa sobre el Cambio Climático y otras actividades de explotación de datos científicos, también indican lo que se puede conseguir al colaborar con nuestros colegas de la NASA”.

 

“En cualquier caso, de cara al futuro es importante que contemos con satélites que sigan midiendo el hielo terrestre para mantener un registro de los datos climáticos del manto de hielo”.

 

La pérdida tres veces mayor del hielo de la totalidad del continente se debe en parte a que los glaciares fluyen más rápido en la Antártida Occidental y la península Antártica.

 

La Antártida Occidental es la que ha experimentado el mayor deshielo, al pasar de una pérdida de 53.000 millones de toneladas al año en los noventa a 159.000 millones de toneladas al año en 2012. Esto se debe sobre todo al rápido retroceso de los glaciares de Pine Island y de Thwaites, debido a la mayor temperatura del agua marina bajo sus barreras flotantes.

 

Eric Rignot, del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA, añade: “Las mediciones recopiladas por los satélites de radar y Landsat a lo largo de los años han documentado los cambios en los glaciares que rodean la Antártida con un nivel de precisión sorprendente, por lo que contamos con información exhaustiva y detallada para comprender los cambios en el flujo del hielo en la Antártida y su efecto al aumentar el nivel del mar en todo el mundo”.

 

Fuente: NASA

 

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