Si bien el aluminio es un metal que tiene un excelente comportamiento
frente a la corrosión generada por el ambiente marino, cuando se
encuentra en presencia de sustancias químicamente activas, especialmente
con pH extremos, se requieren muy buenos recubrimientos, tales como los
anodizados de calidad, para garantizar una garantía de durabilidad.
En ingeniería aeronáutica, carpintería de aluminio, energía
fotovoltaica, etc., este metal se usa sistemáticamente por su ligereza y
por los buenos resultados de durabilidad, pero no así en procesos
químicos industriales que acompañan ambientes ácidos y bases fuertes.
Aun así, las siliconas ácidas usadas para el sellado de los cristales
empleados en la construcción, también producen un efecto indeseable.
En procesos industriales tales, podemos citar como causa de la corrosión
del aluminio:
1) La dosificación automática de detergentes de limpieza, en el caso de
que el detergente elegido sea alcalino.
2) La esterilización a baja temperatura con formol y vapor, puesto que
el formol va a producir ácido fórmico que podría ser también causante de
la corrosión.
En la práctica existen muchos sistemas de construcción de aluminio cuya
propia capa de óxido de aluminio acaba protegiendo al sustrato frente al
avance de la corrosión, sin que corran serios peligros de pasar a la
fase de corrosión profunda.
Por otra parte, desde el punto de vista de la toxicidad, el óxido de
aluminio en sí también se usa en la vida diaria, pudiéndolo encontrar en
antiácidos o en cremas solares, sin que ello tenga consecuencias graves
para la salud.
Pero en general, a nivel industrial, la conclusión final es que, en
presencia de sustancias con pH extremos, el aluminio sin proteger no es
el material más idóneo para garantizar una buena resistencia a la
corrosión. Especialmente, si se encuentra en contacto con otros metales
de diferente potencial de oxidación-reducción, el problema se agrava,
debido al efecto electroquímico de corrosión galvánica.
La clave para la elección de los materiales adecuados en cada
aplicación, consiste en la implementación de un correcto proceso de
evaluación a nivel de control de calidad, empleando las cámaras de
ensayos de corrosión normalizados, tales como el ensayo CASS, etc.
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