Parece mentira que una organización empresarial, con la tecnología
necesaria para desarrollar naves espaciales capaces de llegar a Marte,
reconozca la existencia de un problema de calidad en unos simples
tornillos; pero así parece ser.
La compañía Tesla ha llamado a la revisión voluntaria de 123.000
vehículos de la serie S para reemplazarles los tornillos metálicos del
sistema de dirección asistida que podrían corroerse por la sal usada en
las carreteras nevadas para evitar la formación de hielo.
Tesla precisó en su mensaje que se avisaría de forma preventiva a los
dueños de los vehículos afectados en todo el mundo pese a que no se
había producido ningún accidente que lamentar ni ningún herido hasta el
momento.
Se trata de una medida preventiva: "Si la pieza falla, el conductor
puede seguir manteniendo el control del coche, pero hace falta más
fuerza a causa de la pérdida o de la reducción de la dirección
asistida", afirmó la compañía en un correo electrónico enviado a los
propietarios de automóviles Model S.
Ningún otro modelo de Tesla está afectado por este problema, manifiesta
la compañía.
Aunque la corrosión sólo se ha producido en lugares fríos, especialmente
en las carreteras a las cuales se les añade sal para evitar la formación
de hielo en invierno, todos los vehículos de la gama Model S serán
modificados gratuitamente como medida preventiva.
Pese a la rectificación y reconocimiento obligado, parece inverosímil
que puedan producirse estas noticias hoy en día, cuando en todos los
laboratorios de calidad existen medios de evaluación de la resistencia a
la corrosión de todos los elementos integrantes de los automóviles,
tales como las cámaras de ensayos acelerados de corrosión salina,
cuestión sobre la cual se debería profundizar.
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