El agujero de ozono más pequeño alcanzado sobre la Antártida ha sido
registrado por los sistemas de monitorización atmosférica, gracias a la
nueva normativa de protección medioambiental sobre gases fluorados,
informan los expertos.
Según lo anunciado a los medios de difusión de noticias científicas Paul
Newman, responsable de investigación del departamento de Ciencias de la
Tierra en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, el agujero
de la capa de ozono detectado por el satélite meteorológico AURA en el
último registro de la NOAA sobre la Antártida el pasado mes de noviembre
2017, ha resultado ser el más pequeño observado desde el año 1988.
Uno de los principales motivos de esta reducción se puede achacar a la
reducción de las emisiones de los gases fluorados empleados en los
sistemas de refrigeración, más conocidos como FCF.
Otra de las causas que pueden explicar esta reducción, puede ser la
influencia de frentes de bajas presiones en la estratosfera, semejantes
a las borrascas, lo cual ayudaría a reducir la formación de nubes
estratosféricas polares en la estratosfera inferior. Dichas masas
nubosas son importantes porque retienen los gases derivados del cloro,
tales como los FCF, responsables de la destrucción de la capa de ozono.
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