Había una vez un planeta llamado Hodor que tenía dos lunas que chocaron
entre sí cuando los dragones vinieron al mundo, creando una catástrofe
cósmica que provocó un cambio en la inclinación del su eje, lo que llevó
a unas catástrofes climáticas extremadamente difíciles para la vida de
sus habitantes.
Este panorama, recreado como un cuento fantasioso para niños, y no tan
niños, afortunadamente no es más que una recreación novelesca llevada al
cine. Nos referimos a “Winter is Coming”, (el invierno se acerca); una
premonición basada en la novela de ciencia-ficción “Canción de Hielo y
Fuego” de George R. R. Martin. Pero ¿resulta tan imaginario?
En nuestro planeta, fenómenos meteorológicos como El niño, la corriente
del Golfo, o los huracanes con nombres de humanos, etc., tienen el
efecto de causar desastres naturales tales como inundaciones y vientos
extremos en un hemisferio, mientras en el otro existe una ola de calor.
En otras palabras; algo anormal está sucediendo en nuestros días. Ya el
que fuera vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore, denunciaba en su
manifiesto audiovisual “una verdad incómoda”, que la variación de la
corriente del Golfo podría llegar a provocar una glaciación sobre la
Tierra.
Una de las teorías sobre la extinción de los dinosaurios fue que las
erupciones volcánicas establecieron un clima que provocó su exterminio.
La evidencia geológica sugiere que las erupciones volcánicas pueden
tener un gran efecto en el clima terrestre. El polvo, los escombros y
cenizas de las erupciones pueden flotar en la atmósfera durante largos
años. Las partículas de polvo en suspensión reflejan la luz solar
impidiendo que sus rayos de vida lleguen a la superficie de la Tierra,
provocando que la atmósfera se enfríe y se produzca un cambio climático,
de caliente a muy frío y viceversa.
Por tanto, no es de extrañar que tal extremado panorama haya podido
inspirar a los guionistas recreando el imaginario planeta del mundo de
Westeros llamado “Hodor” y llevarlo a la pantalla.
Según la recreación, en Juego de Tronos, el planeta Hodor tiene una
inclinación que podría variar constantemente creando alteraciones
climáticas extremas. Sin embargo tiene una Luna, y normalmente, los
planetas con Luna son bastante estables con respecto a su eje de
rotación. Por el contrario, el planeta Tierra tiene una inclinación de
su eje de 23,5 grados en relación con la órbita que sigue alrededor del
Sol y esta inclinación que es prácticamente invariable es la que provoca
en el planeta las estaciones.
A pesar de que la Tierra tiene una órbita elíptica, es prácticamente una
circunferencia, pero otros planetas tienen curvas mucho más pronunciadas
causando variaciones de temperatura extremas. Es posible que el planeta
Hodor tenga una órbita sumamente larga y muy elíptica, de tal forma que
cuando está más lejos de su Sol y se reduce su irradiación el invierno
frío y oscuro se alarga más de lo deseable, mientras que cuando estamos
cerca del Sol los veranos son mas largos y calurosos.
Si el planeta de Juego de Tronos perteneciese a un sistema binario; es
decir, si tuviera dos soles, podría tener inviernos largos o cortos de
forma impredecible.
Frases del film como “Cuando el sol salga por el oeste y se ponga por el
este. Cuando los mares se sequen y las montañas se mezan como hojas al
viento”, parecen indicar que el sistema binario se podría descartar a
no ser que la estrella binaria no afectara al planeta Hodor.
Si bien la estrella en la que órbita del planeta Hodor es de brillo
variable, nuestro Sol tiene un ciclo en sus manchas solares que se ha
demostrado afectan al clima de la Tierra; por eso la NASA vigila tan de
cerca las alteraciones solares. Así podríamos encontrarnos con
inviernos “suaves”, y de vez en cuando algún invierno duro de muchos más
días mientras la estrella recupera su brillo, o recreaciones como la
“falsa primavera” en la cual parecía que llegaba el verano pero llegó un
invierno más duro. Algo parecido a lo que ocurrió en la Tierra en 1947,
año en el que se produjeron las mayores manchas solares medidas y que
implicaron un calentamiento global en esa época, precedido por uno de
los inviernos más duros en Inglaterra, por poner un ejemplo.
En fin; existen sobrados argumentos para inspirar a la imaginación, pero
el cambio climático que nos acecha no es nada divertido, aunque haya
quien lo diga.
La profesora Carrie Lear de la Universidad de Cardiff comenta: "Game of
Thrones resulta divertida, pero tiene un lado serio. Los modelos
climáticos simulan procesos físicos reales que operan en climas fríos y
cálidos. Los científicos están utilizando esta información para probar
modelos climáticos de última generación en condiciones de altas
concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono, similares a las
esperadas para fines de este siglo".
El profesor Gavin Foster, de la Universidad de Southampton, dijo: "El
Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático ha demostrado que los
modelos climáticos pueden simular con éxito desde los climas del mundo
helado de la última Edad de Hielo a la intensa calidez del “invernadero
del Eoceno”, hace 50 millones de años. Estos mismos modelos se utilizan
para simular el clima futuro de nuestro planeta".
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