Año tras año, se viene usando sistemáticamente la sal común en las
carreteras para bajar el punto de congelación del agua con el fin de
minimizar la temible formación de hielo. Solo en Torrevieja (Alicante)
se producen, en cada campaña invernal, 450.000 toneladas de ClNa para
tratamiento viario peninsular.
No obstante, según las más recientes investigaciones, este producto
conlleva efectos colaterales muy peligrosos, lo que obliga a los
científicos a buscar soluciones alternativas sostenibles con el medio
ambiente.
Efectos nocivos
Además de corroer los bajos de los automóviles y las carrocerías, además
de las infraestructuras viarias, el uso de la sal en las carreteras
conlleva serios riesgos para el medio ambiente; la sal se descompone en
iones activos de sodio y cloro que acaban siendo filtradas a la tierra y
los acuíferos, siendo absorbidos por los vegetales e ingeridos por los
animales.
Según científicos de la Universidad Laval, en Canadá, la sal común
altera el pH del agua de ríos y lagos favoreciendo la propagación de
algas verde azuladas (cianobacterias), las cuales fluyen hacia ríos y
lagos liberando sustancias tóxicas para la vida animal y vegetal,
especialmente en el caso de cultivos próximos, además de provocar la
conocida corrosión bacteriana.
En el caso de la ingestión animal, en algunas especies menores
(insectos, ranas, etc.,) se producen verdaderas mutaciones: las hembras
adquieren un cerebro más grande y los machos una estructura física más
poderosa. Finalmente la sal atrae a varias especies de mayor porte, con
el consecuente riesgo de accidentes en carretera por atropello.
Alternativa orgánica frente al tratamiento con ClNa
Científicos norteamericanos de la Universidad de Columbus, en Ohio,
están poniendo a prueba un método alternativo contra el hielo, basado en
la utilización de remolacha mezclada con cloruro de calcio, la cual
reduce el punto de congelación de -7 ºC a -31 ºC evitando la formación
de escarcha de forma sostenible.
Sus ventajas son:
Se trata de una alternativa más ecológica, ya que la remolacha es
biodegradable.
No tiene sabor, dado que la remolacha se aplica una vez extraído el
azúcar para evitar que el ganado y otros animales sean atraídos a las
carreteras.
La mezcla de color marrón, lo que permite comprobar a simple vista si un
camino ha sido ya tratado.
La mezcla supone un ahorro de cientos de toneladas de cloruro sódico.
La corrosión que sufren los vehículos y las infraestructuras (puentes,
etc.) será mucho menor, así como el daño que esta sustancia provoca en
los árboles que crecen junto a las carreteras.
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