Imagen: Crash-test (Euro NCAP) |
Son muy diversas las partes de los automóviles que pueden ser afectadas
por las condiciones climáticas, y dentro de ellas podemos citar la
presencia del ozono atmosférico, especialmente por su ataque a elementos
tales como los sistemas de frenada.
¿Podemos confiar en la fiabilidad de los frenos ABS de nuestro
automóvil?
Como es notorio, el ozono (O3) es una variedad alotrópica del oxígeno,
que si bien tiene efectos beneficiosos dignos de consideración, tales
como: Servir de barrera atmosférica para filtrar las radiaciones
ultravioleta emitidas por el Sol, servir como agente bactericida,
eliminación de malos olores, etc., también representa un serio peligro
para los elastómeros, dado que ejerce un agresivo efecto de
envejecimiento y deterioro sobre los mismos.
El ozono, no solo se encuentra de manera natural en nuestra atmósfera,
sino que además puede elevarse considerablemente su concentración bajo
determinadas circunstancias, tales como durante las tormentas eléctricas
(típico olor a "tierra mojada"), en zonas de alta ionización artificial,
como se da en el entorno de las estaciones transformadoras de alta
tensión, etc., y muy particularmente en las proximidades de mecanismos
en movimiento, generadores de campos magnéticos o generadores de
electricidad estática, entre otros.
Por tal motivo, el ozono representa un serio motivo de preocupación en
sectores especialmente consumidores de cauchos y sus derivados, como es
el caso de la industria aeronáutica, ferroviaria, y de automoción, entre
otras.
Por lo tanto, y dado que el caucho, en su composición natural, sufre una
agresión tan destructiva y rápida en presencia de ozono, resulta
imprescindible encontrar fórmulas específicas para el desarrollo de los
elastómeros, tales que puedan garantizar su integridad, al menos durante
el periodo de vida esperado para cada producto.
En la industria aeronáutica, ferroviaria y de automoción, es donde
encontramos la máxima sensibilización al respecto, y no es para menos,
habida cuenta que en estos sectores está en juego de forma directa la
vida de las personas.
No hay más que imaginar, por ejemplo, que si un manguito flexible del
sistema de frenada ABS del automóvil, se rompiera, el control del
vehículo podría fracasar.
Afortunadamente, los sectores que hemos mencionado, son los que disponen
del control de calidad más riguroso y exigente de todos los existentes,
pudiendo estar tranquilos los usuarios, dado que con las cámaras de
ensayos de alta tecnología desarrolladas a tal efecto, la fiabilidad de
los sistemas queda totalmente asegurada.
Afortunadamente disponemos de los sistemas de ensayo que lo permiten
garantizar. Nos referimos a las de cámaras de ozono combinadas con
bancos de movimiento real en condiciones de conducción, simultaneadas
con variaciones climáticas de frío, calor y humedad. Se asegura con ello
el no dejar nada al azar, por adverso que sea.
Entre las últimas compañías relevantes que disponen de este tipo de
cámaras, se encuentran, entre otras: Volkswagen, para su factoría de la
Zona Franca de Barcelona y Hutchinson, que es el primer fabricante
europeo de tubos para sistemas de frenada, el cual suministra este
producto para casi la totalidad de las marcas de automóviles del mundo.
Estas cámara están capacitadas para realizar ciclos climáticos de
frío/calor/humedad (para simular la región en que se encuentre el
vehículo), junto con concentraciones variables de ozono.
Simultáneamente, y en dichas condiciones atmosféricas, un banco de
ensayos dinámicos imprime movimientos repetitivos de flexión, torsión,
tracción y compresión a los manguitos, mientras en el interior de los
mismos se ejercen inyecciones pulsantes de líquido de frenos, en
caliente y a alta presión.
Evidentemente, de la fiabilidad de estos ensayos puede depender la
seguridad del automóvil y la vida de los ocupantes y terceros
implicados.
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