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Corrosión inducida por NH3OH en instalaciones fotovoltaicas

 

Imagen: Icma.unizar-CSIC

Desde el punto de vista medioambiental son muy diversos los entornos químicamente activos con capacidad para desarrollar procesos de deterioro corrosivo de materiales de base metálica, uno de ellos son las granjas de animales, en las cuales se generan grandes cantidades de hidróxido amónico.

 

De hecho, cada vez son más las referencias relativas a la influencia del amoniaco en la corrosión de los metales empleados en la carpintería metálica, equipamientos, etc., y fundamentalmente en el caso de los paneles fotovoltaicos.

 

La base de la preocupación es que el amoníaco producido en las granjas avícolas y porcinas, podría plantear un riesgo de corrosividad potencial para la resistencia de dichos equipamientos.

 

El deterioro de este tipo de instalaciones podría representar un problema para los agricultores que cuenten con paneles solares fotovoltaicos en los tejados de sus granjas con el fin de aprovechar los beneficios económicos obtenidos de la explotación de los mismos.

 

La causa es que el amoniaco gaseoso liberado por los purines, en presencia de agua, posee propiedades corrosivas y por lo tanto, podría representar una amenaza para la solidez de los módulos solares fotovoltaicos.

 

En principio, cabría pensar que no parece probable que cantidades significativas de amoníaco puedan penetrar a través de un techo y se difundan en cualquier concentración significativa en torno a los módulos montados en el techo solar. No obstante, en las granjas avícolas y porcinas, se expulsa el aire viciado a través de ventiladores de extracción o aberturas laterales, por lo que el amoníaco producido se dispersa en la atmósfera.

 

Si los módulos fotovoltaicos están situados demasiado cerca de los respiraderos o integrados en el propio techo, la exposición al amoníaco puede alcanzar altos niveles. Si esto ocurre en conjunción con la alta humedad, esta exposición potencialmente puede ser un problema ya que conduce a la formación de condensación altamente corrosiva que reduce el rendimiento y acelera el envejecimiento del módulo.

 

Como consecuencia de este problema, la industria de la energía solar viene llevando a cabo investigaciones y pruebas diversas de resistencia, las cuales han conllevado a la realización de un proyecto de normativa internacional específica. Nos referimos a la norma IEC 62716, denominada "prueba de resistencia a la corrosión por amoníaco de los sistemas fotovoltaicos”.

 

Para desarrollar este ensayo de evaluación de resistencia se emplean las cámaras de corrosión de laboratorio.

 

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