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Corrosión climática de aleaciones base aluminio de intemperie

 

Entre los metales más utilizados actualmente para estructuras situadas a la intemperie, uno de los más resistentes a la corrosión climática, es el aluminio.

Durante cientos de años el aluminio ha mostrado ser más resistente que el acero y por décadas mejor que el zinc, especialmente en atmósferas urbanas y de proximidad a los litorales marítimos. 

 

Entre  sus principales  propiedades  merecen  resaltarse  su bajo  peso específico,  excelente resistencia a la  corrosión  y  buena  conductividad  eléctrica.  No  obstante,  el  uso  del  aluminio  puro  es  muy  limitado  por  su  baja  resistencia  mecánica.  Esto  ha  originado  el desarrollo  de una  gran  variedad  de aleaciones.

 

La película  de óxido formada  sobre  su  superficie  permite  que  con  el  tiempo  su  velocidad  de  corrosión  disminuya,  incluso  en  atmósferas  industriales muy  contaminadas. Sin embargo, cuando  el  aluminio  se  encuentra  en  contacto  con  otros  metales,  especialmente  en  atmósfera  marina  y en  una  menor  área  expuesta,  puede  sufrir  corrosión  por  picaduras,  produciendo  fallos  prematuros,  aun  en  aleaciones  de  aluminio  con  buenas  propiedades  mecánicas. Se trata de la corrosión galvánica; en virtud de la cual, cuando se comunican metales con potenciales electroquímicos muy diferenciados, se genera un flujo de electrones, en una cuantía tanto mayor cuanto más elevada es la diferencia entre ellos, generando consecuentemente un cambio importante en el equilibrio químico, lo cual abre la puerta a la vulnerabilidad frente a la corrosión.

 

El comportamiento  presentado  por  el  aluminio en  NaCl  corresponde  al  de  un  metal  en  cuya  superficie  se  forma  y  se  estabiliza  una  película  protectora.  La  causa  fundamental  de  la  corrosión  por  picaduras  se  atribuye  a  la  rotura  localizada  de  la  película  pasiva  formada,  lo  que  produce  una  disolución  del  material.

 

Por  esto,  la  resistencia  a  la  corrosión  por  picaduras  estaría  determinada  por la estabilidad  electroquímica  de  la  película  y  por  su  capacidad  para  regenerarse  en el medio agresivo.

 

Estudios  realizados  para  examinar  la  influencia  de algunos parámetros  atmosféricos  sobre  la  formación  y  crecimiento  de  picaduras,  durante  la  corrosión  del  aluminio,  han  demostrado  que  la  densidad  de picaduras  aumenta  linealmente  con  el  tiempo  de exposición,  especialmente  en  atmósferas  contaminadas  con  sustancias  que  contienen  azufre  y  cloruros, como es el caso de las atmósferas urbana y marina.

 

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