Un estudio realizado en 400 ciudades de todo el mundo profundiza en la
relación entre estos periodos y la mortalidad. Entre las conclusiones
del trabajo se señala que el riesgo para la salud es mayor cuanto más
altas son las temperaturas, pero no afecta la duración de estos
periodos. Según el trabajo, las personas que viven en zonas de clima
moderado son más sensibles a las olas de calor.
España ha vivido este verano varias olas de calor en las que se han
superado los registros históricos de temperaturas máximas. De hecho,
nuestro país es una de las regiones del mundo donde más olas de calor se
registran anualmente y sus efectos indican un incremento de entre el 10%
y el 20% de riesgo de fallecer en estos días. Ésta es una de las
conclusiones que se pueden extraer de un estudio internacional, que
cuenta con la participación del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), en el que se han analizado las olas de calor
producidas entre 1972 y 2012 en 400 ciudades de 18 países y su efecto en
la salud, incluida la mortalidad. Las resultados se publican en la
revista Environmental Health Perspectives.
“Aunque desde el punto de vista de la salud se describe una ola de calor
como un día en el que se supera una temperatura por encima de un umbral
determinado, no existe una definición consensuada a nivel
internacional”, señala el investigador del CSIC Aurelio Tobías, del
Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua. En el marco del
programa internacional Multi-city and Country Collaborative Research
Network, liderado por la London School of Hygiene & Tropical Medicine,
este trabajo utiliza por primera vez una metodología común para evaluar
los efectos de estos periodos en la mortalidad.
Entre las conclusiones del estudio se señala que cuanto más alta es la
temperatura también es mayor el riesgo para la salud. Sin embargo, tras
analizar los datos, los investigadores destacan que ese riesgo es
similar cuando se experimentan altas temperaturas durante varios días o
si se trata sólo de una jornada. Además, el estudio contempla que los
efectos en la salud se pueden mantener hasta tres o cuatro días después
de estos periodos de altas temperaturas.
“También hemos comprobado que aquellas personas que viven en zonas
relativamente frías o cálidas son más sensibles a las olas de calor que
quienes vienen en regiones más extremas. Esto sugiere que hay cierta
aclimatación a los extremos térmicos”, añade el científico.
Dado que las proyecciones del cambio climático indican un incremento de
las temperaturas de alrededor de 2ºC y, por tanto, un aumento de las
olas de calor, este estudio ofrece información de utilidad una mejor
adaptación a estos periodos de altas temperaturas y para desarrollar
estrategias migratorias.
Fuente: CSIC (10 de agosto de 2017)
Yuming Guo, Antonio Gasparrini, Ben G. Armstrong, Benjawan Tawatsupa,
Aurelio Tobias et al. Heat Wave and Mortality
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