El cultivo in vitro es un método científico de propagación de plantas a
escala de laboratorio, bajo condiciones climáticas preestablecidas.
El cultivo in vitro permite el crecimiento y desarrollo de material
vegetal en recipientes que lo separan del ambiente exterior y lo
mantienen en condiciones controladas y asépticas.
Entre las diversas técnicas de cultivo in vitro, la micropropagación
consiste en la producción clonal de vegetales a partir, generalmente, de
ápices o explantos nodales de una planta madre. La gran producción de
nuevas plantas se ve favorecida gracias al rápido crecimiento del
material vegetal in vitro y a la proliferación de tallos durante los
subcultivos.
La secuencia de un programa de micropropagación puede comprender, en
orden correlativo, las siguientes etapas:
a) Selección y acondicionamiento de la planta madre.
b) Tratamientos de asepsia y establecimiento del cultivo.
c) Enraizamiento o acondicionamiento de los brotes para su aclimatación
a condiciones ex vitro.
d) Aclimatación a condiciones ex vitro.
Antes de realizar la asepsia del material vegetal que se va a introducir
in vitro, es necesario disponer de medios de cultivo esterilizados y
dosificados en recipientes adecuados. Una parte importante del cultivo
in vitro son los medios de cultivo ya que en ellos se encuentran las
sustancias necesarias para el crecimiento y desarrollo de los tejidos
vegetales. Un medio de cultivo es una solución acuosa en donde se
encuentran disueltas sales minerales que aportan los elementos
esenciales macronutrientes (N, P, K, S. Ca y Mg) y micronutrientes (Fe,
B, Mn, Zn, Cu, Mo, y Co).
Normalmente es imprescindible una fuente de hidratos de carbono,
generalmente la sacarosa, debido a la escasa actividad fotosintética de
los tejidos in vitro.
Además, el medio puede ser enriquecido con aminoácidos, vitaminas y
reguladores del crecimiento.
Los medios de cultivo se preparan a partir de soluciones concentradas
denominadas "soluciones madre" o "stock". En estas soluciones se pueden
mezclar varias sales minerales, siempre que no se produzcan problemas de
precipitación. Algunos elementos, como el Fe, se utilizan en forma de
quelatos para mantener su disponibilidad durante el cultivo.
Dichos medios se pueden utilizar, bien en forma líquida, o mediante un
agente gelificante como el agar.
Fuente: CSIC Febrero 2017
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