Imagen: AEMET |
Definimos como durabilidad a la capacidad de los productos, materiales,
equipamientos y sistemas, para conservar sus cualidades iniciales o
mantener el desempeño de las funciones previstas, durante el tiempo
esperado para la vida útil de los mismos, incluso en las condiciones
ambientales más adversas a las que se puedan someter, desde el inicio de
la comercialización del producto, hasta el final del cumplimiento de su
cometido.
Las condiciones climáticas a las que se pueden ver sometidos los
elementos expuestos a las inclemencias meteorológicas y atmósferas
químicamente activas, son diversas: Radiacioners solares intensas,
vientos, heladas, fuertes lluvias, tormentas de polvo y arena,
contaminaciones industriales y urbanas diversas, corrosión marina, etc.,
etc.
Bajo estas premisas, resulta imprescindible realizar ensayos bajo
condiciones climáticas extremas, con el fin de delimitar las condiciones
bajo las cuales, o bien se deterioran prematuramente los productos, o
los materiales pierden sus cualidades físicas y químicas, o los
equipamientos y sistemas comienzan a producir fallos estructurales o de
funcionalidad.
Es necesario realizar las pruebas en condiciones mucho más agresivas que
las reales de los escenarios normales de presencia de los especímenes,
porque de lo contrario sería necesario esperar largos periodos de tiempo
para poder establecer los periodos de caducidad o durabilidad. En otras
palabras, se trata de acelerar las pruebas, para poder sacar las
conclusiones que permitan extrapolar los resultados a la vida real.
En este sentido, existen diversos criterios de ensayo; por ejemplo, en
el caso de productos alimentarios, cosméticos y farmacéuticos, se dice
que por cada 10ºC de elevación de la temperatura, la durabilidad
desciende un porcentaje que puede oscilar entre un 20% y un 50% de su
tiempo esperado en función de la naturaleza del producto, etc.
Para llevar a cabo este tipo de investigaciones se someten las muestras
a la acción de las cámaras climáticas de laboratorio, tales como la
prueba humidostática y de atmósferas contaminadas.
Una vez realizadas las pruebas climáticas, se someten los especímenes a
los análisis e inspecciones pertinentes para evaluar las variaciones
resultantes entre las características iniciales y las finales, tras lo
cual se procede a la toma de decisiones respecto de las correcciones que
sea necesario introducir, bien sea para mejorar las prestaciones,
alargar la vida del producto o garantizar su correcto funcionamiento.
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