En la mayoría de las ocasiones, la corrosión metálica se suele producir
como consecuencia del contacto de dos metales con diferentes potenciales
redox, entre los cuales se produce un fenómeno electroquímico en virtud
del cual existe un flujo de electrones como consecuencia del par
galvánico generado.
Para evitar el deterioro del metal interesado, se puede emplear la
técnica de la protección catódica, conectando el metal que se quiere
proteger a otro metal menos noble según la serie galvánica. Este metal
actuará entonces como ánodo de sacrificio, o ánodo galvánico. También se
puede proteger conectándolo al polo negativo de una fuente exterior de
corriente continua.
Protección catódica mediante ánodos de sacrificio
El primer caso constituye la protección catódica con ánodos galvánicos o
de sacrificio y el segundo la protección catódica con corriente impresa.
La protección catódica constituye sin duda, el más importante de todos
los métodos empleados para prevenir la corrosión de estructuras
metálicas enterradas en el suelo o sumergidas en medios acuosos.
Tanto el acero como el cobre, plomo y bronce son algunos de los metales
que pueden ser protegidos de la corrosión por este método. Las
aplicaciones incluyen barcos, tuberías, tanques de almacenamiento,
puentes, etc. La protección se logra aplicando una corriente externa a
partir de un rectificador que suministra corriente continua de bajo
voltaje. El terminal positivo de la fuente de corriente se conecta a un
ánodo auxiliar (grafito por ejemplo) localizado a una determinada
distancia de la estructura a proteger y el terminal negativo se conecta
a la estructura metálica.
En la práctica, la corriente necesaria para proteger una estructura
desnuda suele ser demasiado grande como para ser rentable
económicamente. La estructura entonces, se recubre con algún
revestimiento para proporcionarle protección frente al medio agresivo,
reservándose la protección catódica para proteger la estructura sólo en
aquellos puntos en que no pueda lograrlo el revestimiento.
Una estructura también puede protegerse contra la corrosión mediante un
ánodo galvánico o de sacrificio. Si el electrodo auxiliar es de un metal
más activo que el metal que se quiere proteger, actuará de ánodo en la
celda de corrosión. En este caso, la estructura actuará como cátodo y
quedará protegida por el "sacrificio" del ánodo que se corroerá.
Este otro método de proteger catódicamente una estructura se utiliza
cuando resulta inconveniente una fuente externa de corriente.
Esencialmente, el ánodo de sacrificio (de magnesio, aleaciones base de
magnesio, cinc y aluminio) suministra la energía eléctrica necesaria
para la protección de la estructura.
En un montaje de protección catódica conviene comprobar periódicamente
la buena marcha del sistema de protección, lo cual se realiza con ayuda
de un electrodo de referencia y un milivoltímetro. Los electrodos de
referencia más empleados son el de plata/cloruro de plata (Ag/AgCl) y el
de cobre/sulfato de cobre (Cu/CuSO4).
Aplicaciones prácticas de la protección catódica
Protección catódica de depósitos de agua dulce. Los depósitos de agua
potable, tanto industriales como domésticos, también se pueden proteger
de la corrosión mediante protección catódica. En este caso se prefiere
el sistema de ánodos galvánicos o de sacrificio. En la figura 26 se
ilustra la protección de un tanque de agua potable con ayuda de un ánodo
de sacrificio.
Protección catódica de tuberías enterradas. Quizá uno de los casos donde
es más empleada la protección catódica es en las tuberías enterradas.
Los miles y miles de kilómetros de tuberías enterradas que se utilizan
para transportar agua o petróleo están protegidos por lo general
mediante tratamiento catódico, además de determinados revestimientos,
cuando el caso lo requiere. Básicamente, se determina la resistencia del
suelo para identificar aquellos lugares en los cuales, cuando tal
resistencia es baja es indicio de posibilidad de corrosión.
Se citan estos ejemplos, como algunas de las aplicaciones más frecuentes
de la protección catódica. Ahora bien, su campo es mucho más amplio ya
que, en general, por este procedimiento se pueden proteger los metales
que están en contacto con medios conductores agresivos.
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