Son cada vez más frecuentes los fracasos en lanzamiento de misiles y
accidentes espaciales que se están produciendo: Corea, Rusia, China,
EEUU (NASA), etc., etc. La verdad es que no se salva nadie. Llamativo es
el desafío que viene realizando Corea del Norte a la comunidad
internacional con sus pruebas nucleares y de misiles intercontinentales.
Tanto el portavoz del Ministerio de Defensa de Corea del Sur como el
Comando del Pacífico de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos
confirmaron por enésima vez el lanzamiento fallido de un misil por parte
del gobierno surcoreano.
Corea del Norte realizó la semana pasada un nuevo lanzamiento fallido de
un misil en un momento de enorme tensión con Estados Unidos a cuenta de
su programa armamentístico, confirmó un portavoz del Ministerio de
Defensa surcoreano.
Según Seúl, el hermético país estalinista trató de lanzar sin éxito un
misil, cuyo tipo y rango aún están estudiando las autoridades militares,
desde la ciudad de Sinpo (costa oriental).
A su vez, el Comando del Pacífico de las Fuerzas Armadas de Estados
Unidos confirmó en un comunicado que Corea del Norte lanzó un misil,
pero que el proyectil estalló casi inmediatamente después de ser
disparado.
Al margen de la tecnología militar de explosivos y de propulsión, no nos
cansaremos de resaltar la importancia de los ensayos funcionales de
laboratorio de todos los sistemas empleados en este tipo de ingenios en
especial, bajo condiciones extremas, tomando el protagonismo las cámaras
climáticas de simulación bajo condiciones funcionales aceleradas.
Los deseos de alcanzar los objetivos previstos lo antes posible, no son
los aspectos más favorables en los momentos actuales, pero si
observamos los sistemáticos fracasos recientes y sus gravísimas
consecuencias, resulta fácil sugerir que probablemente sería mucho más
exitoso aumentar las inversiones en control de calidad y experimentación
inicial.
En lo que a tecnología espacial se refiere, por ejemplo, la causa del
accidente sufrido por la nave espacial SpaceShipTwo de Virgin Galactic
podría deberse al despliegue inoportuno del sistema “feathering” de
reentrada, cuyo cometido es el de ayudar a aminorar la aceleración
durante el proceso de descenso.
A esta conclusión llegó el presidente en funciones de la Junta Nacional
de Seguridad en el Transporte (NTSB) tras la recuperación de los tanques
de combustible y el motor intactos por parte del equipo de
investigación, lo cual indica que no existió ninguna explosión tras el
despegue.
Recordemos que el accidente causó la muerte del copiloto Michael Alsbury,
de 39 años de edad, dejando al piloto, Peter Siebold, de 43 años de
edad, gravemente herido.
Siebold consiguió activar el sistema de eyección de su asiento, cosa que
no logró el ingeniero Michael Alsbury que apareció muerto entre los
restos de la nave. Como es conocido, el multimillonario proyecto de
Virgin Galactic pretende la explotación turística de los vuelos
espaciales, cuyas reservas ya están siendo adjudicadas a
multimillonarios y personajes célebres.
www.cci-calidad.com |