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Imagen: Bulent Kilic AFP |
Que el hombre es el responsable de la contaminación atmosférica que nos
está llevando a un gravísimo cambio climático, es algo que ya nadie
ignora, sobre todo en los países desarrollados, como consecuencia de la
actividad industrial y de la utilización de los combustibles fósiles
empleados en automoción, especialmente.
La localización más acusada de toxicidad y corrosividad por atmósferas
contaminadas, especialmente por SO2 y NOx, se localiza en las zonas
urbanas y en los polígonos industriales, pero aún puede existir un
escenario mucho más extremo y grave: La guerra; y si la guerra se
desarrolla en territorios productores de petróleo, y una facción
contendiente incendia los pozos deliberadamente, entonces, ni el más
apocalíptico de los fenómenos volcánicos en cadena lo puede igualar.
La NASA está siendo testigo de ello, a través de la detección de enormes
nubes de dióxido de azufre sobre Irak, y así lo ha informado. Una de las
mayores nubes detectadas ha sido provocada por un incendio ocurrido en
la planta de procesamiento de azufre Al-Mishraq, en las afueras de
Mosul, causando la muerte por asfixia de varias personas y la
asistencia médica de cerca de mil afectados por problemas bronquiales.
La NASA emplea equipos analíticos de monitorización, como el
Espectrómetro de Imagen de Resolución Moderada, ubicado en los satélites
Terra y Aqua, para evaluar los niveles de contaminación atmosférica en
las zonas de conflicto, encontrando que la mayor concentración de SO2 se
encuentra latente entre la capa límite ambiental y la troposfera
inferior, lo que agrava aún más la situación; no solo por destrucción
climática, sino por pura corrosión humana.
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