Imagen: AEMET |
La prevención de los daños y amenazas que supone el cambio climático es
una estrategia prioritaria para la Unión Europea. Europa está
esforzándose mucho para reducir las emisiones de los gases de efecto
invernadero substancialmente, a la vez que anima a otras regiones a
seguir su ejemplo.
El clima está fuertemente influido por cambios en la concentración
atmosférica de ciertos gases que retienen la radiación infrarroja
procedente de la superficie de la tierra (el efecto invernadero, visto
anteriormente). El vapor de agua y el CO2 en la atmósfera dan lugar a un
efecto invernadero natural, sin el que la superficie de la Tierra
estaría a una temperatura 33° inferior a la actual. Existen otros gases
importantes responsables del efecto invernadero como el metano (CH4), el
óxido nitroso (N2O), y los compuestos halogenados, como los
clorofluorocarburos (CFC) y los perfluorocarburos (PFC).
A lo largo de este siglo, pero sobre todo, durante las últimas décadas,
se ha producido un incremento de CO2 y otros agentes contaminantes en la
atmósfera debido a las alteraciones que las actividades humanas producen
en el ciclo biogeoquímico del carbono. También en el mismo periodo se ha
registrado un aumento importante de la temperatura media mundial (unos
0,5°C), que parece estar relacionado con el aumento de gases de efecto
invernadero.
Por una parte, la utilización de combustibles fósiles y los incendios
forestales producen grandes cantidades de CO2 y, por otra parte, estos
mismos incendios y la tala progresiva de bosques produce una disminución
de las masas forestales mundiales que conlleva una reducción de la tasa
de absorción total del CO2 presente en la atmósfera por la vegetación.
Otras actividades como la agricultura intensiva, cambios de uso del
suelo y algunos procesos industriales como la producción de cemento, de
arrabio, de vidrio, de cal, de productos cerámicos, etc., así como los
vertederos de residuos orgánicos, los sistemas de refrigeración, la
producción de agentes espumantes y el uso de disolventes, también
contribuyen a la intensificación del efecto invernadero.
Se ha estimado en algunos estudios que de duplicarse la concentración
actual de CO2 en la atmósfera, podría aumentar en dos o tres grados la
temperatura de la misma. Este aumento puede provocar aumento del nivel
del mar e inundación de las zonas más bajas, deshielo de glaciares,
cambios en las pautas de lluvia causando inundaciones y sequías y
cambios en temperaturas extremas, sobre todo las más altas. El cambio
climático puede tener efectos notables en la salud humana, sobre los
ecosistemas, sobre algunos sectores económicos clave como la agricultura
y sobre los recursos hídricos.
Fuente: Comunidad de Madrid
www.cci-calidad.com |