Imagen: Hidrodemolición.com |
Las estructuras de hormigón armado ubicadas en los litorales marítimos
se suelen ver seriamente afectadas por la corrosión salina provocada por
el cloruro sódico que, procedente del mar, el viento y el oleaje es
transportado a la atmósfera circundante.
Esto se suele apreciar a simple vista por el característico color rojizo
superficial producido por los aceros corrugados de refuerzo que tiñen el
cemento y que a veces, debido al aumento de volumen de la herrumbre,
resquebrajan la estructura del hormigón, asomando dichas varillas de
refuerzo, tal como se ve en la imagen adjunta.
Pero también hay que decir que la velocidad de corrosión de estas
estructuras de acero embebidas en el hormigón, no es la misma en el
litoral almeriense, que en las costas gallegas, por ejemplo,
independiente de la inmersión por oleajes o mareas. Esto es debido a la
diferencia en la frecuencia de precipitación de lluvias existentes en
las diferentes áreas de nuestro litoral marítimo. Evidentemente, muy
superior en las costas del norte, que en las del sur de España.
Cuando se comparan los resultados ofrecidos por los laboratorios
naturales y se relacionan con los datos de los registros climáticos
facilitados por los centros de meteorología, tales como AEMET, se puede
observar que existe una evidente influencia de la lluvia en la velocidad
de corrosión, debido a la ionización por dilución del cloruro sódico
depositado sobre las superficies.
Como resulta que, desafortunadamente no podemos disponer de laboratorios
naturales homologados en todas las costas del litoral marítimo, lo que
se hace es estudiar la influencia climatológica y compararla con los
ensayos habituales de niebla salina, separándolos y/o simultaneándolos,
mediante el uso de las cámaras climosalinas de investigación, las cuales
permiten reproducir múltiples ciclos climáticos, combinados con espray
salino.
Son múltiples los trabajos de evaluación de la velocidad de corrosión
del hormigón realizados por centros de investigación de diversos países
en función con la lluvia, concluyendo de la observación de los mismos
que, en general, el incremento de la cantidad de lluvia precipitada
provoca una disminución considerable de la velocidad de corrosión debido
a la frecuencia de lavado de los cloruros precipitados sobre las
superficies y que llegan a las barras de refuerzo del hormigón, sobre
todo cuanto mayor deterioradas estén las estructuras.
Evidentemente existen otros factores climáticos y cíclicos que pueden
influir en la velocidad de corrosión: La calidad de los materiales y la
antigüedad de las estructuras, son algunos de ellos.
Son tantas las variables que intervienen en la corrosión de las
construcciones, que no se deben extraer conclusiones generalistas. Por
ello, se conseja efectuar estudios particularizados para cada región
geográfica estudiada y la climatología predominante en la zona.
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