Imagen: Estructura orgánica de la molécula de la geosmina.
Fórmula: 4,8a-dimetildecalina-4a-ol o 4,8a-dimetil-decahidronaftaleno-4a-ol |
En la cultura popular, tras un periodo de ambiente seco, cuando comienza
a llover, es muy común oír decir “huele a tierra mojada”.
En ocasiones el olor puede derivar de la producción de ozono (olor a
aire puro de alta montaña), como consecuencia de las descargas
eléctricas producidas por las tormentas, las cuales excitan el átomo de
oxígeno pasándolo a valencia tres (O3), y en otras, diferenciadamente o
simultáneamente, el olor puede provenir de procesos bioquímicos
definidos por los nombres descriptivos petricor y geosmina.
Petricor es el nombre que recibe el olor que produce la lluvia al caer
en los suelos secos. El nombre se deriva de la unión de dos palabras
griegas: petros, que significa piedra, e ikhôr, palabra con la que se
denomina al líquido que fluía por las venas de los dioses en la
mitología griega.
Este término fue creado por dos geólogos australianos: Isabel Joy Bear y
R. G. Thomas, que lo describieron como "el olor que deriva de un aceite
exudado por ciertas plantas durante periodos de sequía". Este aceite
queda adsorbido a la superficie de las piedras, que al entrar en
contacto con la lluvia se libera en el aire junto con otro compuesto; la
geosmina.
La geosmina, que significa en griego «aroma de la tierra», es una
sustancia química producida por la bacteria Streptomyces coelicolor,
también conocida como bacteria de Albert, y algunas cianobacterias, las
cuales se hallan en el suelo y son perceptibles típicamente cuando la
tierra se humedece; por ejemplo, cuando llueve. Algunos hongos
filamentosos, como Penicillium expansum, también producen geosmina.
El Streptomyces es un microorganismo importante en el campo de la
medicina moderna y actual, dada la factibilidad de obtener a partir de
él antibióticos, entre ellos, agentes antibacterianos muy conocidos como
la tetraciclina, la eritromicina, la rifampicina o la kanamicina,
antifúngicos como la nistatina, y agentes antitumorales, antihelmínticos
e inmunosupresores, entre otros.
La investigación de su genoma ha permitido determinar el gen productor
de su característico aroma, el cual al ser manipulado experimentalmente
y suprimido de la bacteria, causaba la perdida de la síntesis de
geosmina.
Este compuesto es importante para los animales vertebrados que habitan
el desierto, principalmente para los camélidos, quienes al percibir su
olor pueden tener la seguridad de que encontraran agua en poco tiempo.
Los nematodos y los insectos también se benefician de este compuesto,
pues al captarlo se dirigen hacia donde se halla la humedad. Los
botánicos también han descubierto geosmina en flores de cactus y flores
del Amazonas, cuyos olores atraen a los insectos en busca de agua y de
esta manera y accidentalmente polinizan la flor.
La geosmina es también responsable de algunos aromas no deseados en
productos derivados de algunos frutos como las uvas; de manera que si
estas son atacadas por hongos de geosmina, tras el proceso de
fermentación, el vino puede ofrecer el característico olor a tierra.
Fuente: AEMET
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