En tanques de almacenamiento de crudo, el fenómeno de la corrosión se
divide en tres zonas: el techo del tanque, la pared y el fondo que es el
principal problema de corrosión interior que se presenta en los mismos
debido a la existencia de agua, de capa, o de formación.
En el caso del techo, la corrosión se genera en el espacio entre este y
la fase de hidrocarburo y tiene su origen en un mecanismo de
condensación del agua en forma de una película delgada de la misma, en
la que se disuelven y actúan los agentes agresivos.
En lo que se refiere a la pared, ocurre por el contacto de la fase
acuosa contenida en el crudo en forma de gotas, proceso mitigado por el
propio crudo, que al formar una fase continua, dificulta el mojado de la
pared por el agua.
Para proteger los tanques frente a la corrosión se pueden emplear
diversos tipos de recubrimientos, muchos de ellos engorrosos y de
costoso mantenimiento.
Es por ello que es necesario realizar la búsqueda de soluciones eficaces
para proteger los tanques de almacenamiento de crudo, por ejemplo
mediante técnicas electroquímicas tales como la protección catódica.
Como es sabido, en una superficie metálica en contacto con un medio
corrosivo actúan celdas o “pilas galvánicas” sobre la misma, debido a
impurezas y heterogeneidades propias del material en cuestión. La
presencia de puntos catódicos y anódicos sobre un mismo metal hace que
circule una corriente eléctrica, que como es interna no es medible de
modo directo denominada corriente de corrosión, que es la causante de
la oxidación generalizada de la pieza metálica.
Es obvio, que si se logra una superficie equipotencial se evita este
fenómeno, que es precisamente el objetivo de la protección catódica,
consistente en polarizar la superficie metálica de tal manera que
alcance el potencial de los cátodos locales con el fin de convertirla en
toda una superficie catódica resistente a la corrosión.
www.cci-calidad.com |