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Frío, calor, viento, lluvia, nieve, granizo, tormentas de arena,…,
ninguna condición climática, por extrema que sea, afectará al Hyperloop;
un transporte entre ciudades, confortable, ecológico, económico y
rápido, con capacidad para alcanzar velocidades de hasta 1.200 Km/h.
Elon Musk, fundador de compañías tan revolucionarias como TESLA,
fabricante de coches eléctricos, o de la compañía de alta tecnología
aeroespacial SpaceX, es el creador del proyecto, basado en su
convencimiento de que los trenes de alta velocidad, con limitaciones de
550 Km/h y muchos otros problemas, deben y pueden ser superados.
El ingenio se basa esencialmente en una cápsula semejante a un cuerpo
central de avión, sin alas, el cual se desplaza como un proyectil a
gran velocidad por un tubo transparente con estructura de acero como si
del alma de un arma de fuego se tratase.
A modo de efecto venturi, el aire proyectado por un compresor se
desplaza desde la proa hasta la popa, creando una succión como si de un
tubo neumático se tratase, disminuyendo con ello el coeficiente de
rozamiento por contacto con la vía (levitación) y llegando a alcanzar
aceleraciones próximas a la velocidad del sonido. Esta depresión
resultante es equivalente a la que se ven sometidos los aviones cuando
vuelan a la altura de crucero.
En estas condiciones, la fricción resultante media es aproximadamente
1000 veces menor a la que sufriría un tren convencional circulando por
una vía férrea a nivel del mar, y con un coste medio de solo el 10% de
los presupuestos que se están barajando para el TAV.
El primer tramo norteamericano de aproximadamente 30 kilómetros de
prueba salió a concurso público internacional, siendo ganadoras las
propuestas de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), basada en
levitación magnética adicional implementada con una turbina trasera de
impulsión del aire de barrido, y el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) para las infraestructuras.
Fuente: Hyperloop Tech
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