Las batallas más importantes que los ejércitos avanzados libran contra
el enemigo son frecuentemente realizadas por La Armada, desde el mar y
el aire. Si bien, cuando se habla de clima marino, otro enemigo
silencioso a tener en cuenta es la corrosión.
En su hegemonía militar, La Armada estadounidense está desarrollando el
portaaviones nuclear más costoso y más grande de todos los tiempos y que
será presentado oficialmente en febrero de 2016.
Se trata del portaaviones USS Gerald R. Ford, bautizado así en memoria
del 38º presidente de EE.UU.
Este majestuoso navío permite realizar hasta un 25% más de despegues y
aterrizajes que sus predecesores. Los aviones despegarán de su cubierta
lanzados por catapultas electromagnéticas y aterrizarán en el puente
asistidos por un avanzado sistema de cables de frenado eléctrico AAG en
lugar de hidráulicos.
Principales características
• Capacidad: 4.539 personas.
• Longitud: 333 metros y 76 metros de ancho.
• Peso: 100.000 toneladas.
Este tipo de construcciones navales, dotadas de infraestructuras
complejas, no solo comparables a verdaderas ciudades flotantes, sino
además con enormes capacidades de ofensiva militar, y que incorporan
las tecnologías más avanzadas en el campo de la náutica y aeronáutica,
electrónica, robótica, armamento, materiales avanzados, etc., etc., no
serían posibles sin el respaldo de mucho trabajo de investigación de
laboratorio, especialmente en el campo de la resistencia a la corrosión
frente al clima marino.
En este punto se destaca la tecnología de aleaciones y recubrimientos
resistentes frente a la corrosión por niebla salina normalizada, la cual
se investiga mediante las cámaras de ensayos acelerados.
Que menos que desarrollar sistemas eficaces de control de calidad en un
navío cuyo coste estimado es de 13.000 millones de dólares.
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